"Guirnalda de rosas", en latín; quizá derivado del germánico Rosalinda: "Escudo del honor" (Año 1130- † 1164).
Patrona de Palermo (Italia), que goza de una gran devoción en Sicilia lo mismo que las mártires Agueda de Catama y Lucía de Siracusa, no tiene una historia igualmente rica de testimonios y tradiciones. Octavio Gaietani, lamentaba no haber encontrado huellas dejadas por los antepasados sobre esta Santa, a pesar de haberlas buscado en todas partes con mucho cuidado. Parece que la Santa, a los tres años de su muerte, pensó en colmar esta laguna apareciéndose a una mujer enferma, y ordenándole que fuera en peregrinación a la iglesia sobre el monte Pellegrino, un áspero promontorio que cierra el golfo de Palermo. La mujer esperó el mes de mayo siguiente para satisfacer el deseo de Santa Rosalía, que se le volvió a aparecer y le dijo el lugar en donde se encontraban sus restos. Las búsquedas terminaron exitosamente, pero los huesos hallados en una gruta excavada entre las piedras no tenían ninguna inscripción que señalara su pertenencia.
En ese mismo tiempo, cuarenta días después del hallazgo de los huesos, dos albañiles, mientras trabajaban en el convento dominico de San Esteban de Quisquina, encontraron en una gruta una inscripción latina, muy rudimental, que decía,: "Ego Rosalía Sinibaldi Quisquinae et Rosarum Domini filia amore Domini mei Jesu Christi in hoc antro habitari decrevi": "Yo Rosalía Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta caverna de Quisquina". Esto confirmaba en parte las tradiciones orales, recogidas por el mismo Gaietani, que hablaban de Rosalía, que nació en Palermo y vivió durante algunos años en la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia.
La reina le regaló el monte Pellegrino, y Rosalía fue a vivir allí por la soledad que ofrecía. Vivió haciendo penitencia, y allí murió después de haber peregrinado por otros lugares más desiertos, siguiendo el ejemplo de los antiguos anacoretas.
Se asegura que a los 14 años se retiró a una cueva del monte Coscina y luego a otra del monte Pellegrino, cercano a Palermo. En la Edad Media se le dedicaron varias iglesias y se le consideró Protectora y Patrona de Palermo. Sus restos fueron descubiertos un 15 de julio y el Papa Urbano VIII la incluyó como santa en el Martirologio. Se le invoca como abogada contra la peste y los terremotos. La iconografía la presenta como ermitaña o bien revestida con hábito agustino. Sus principales atributos son: una corona de rosas, en alusión a su nombre; un crucifico y una calavera, por su ascesis.
En ese mismo tiempo, cuarenta días después del hallazgo de los huesos, dos albañiles, mientras trabajaban en el convento dominico de San Esteban de Quisquina, encontraron en una gruta una inscripción latina, muy rudimental, que decía,: "Ego Rosalía Sinibaldi Quisquinae et Rosarum Domini filia amore Domini mei Jesu Christi in hoc antro habitari decrevi": "Yo Rosalía Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta caverna de Quisquina". Esto confirmaba en parte las tradiciones orales, recogidas por el mismo Gaietani, que hablaban de Rosalía, que nació en Palermo y vivió durante algunos años en la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia.
La reina le regaló el monte Pellegrino, y Rosalía fue a vivir allí por la soledad que ofrecía. Vivió haciendo penitencia, y allí murió después de haber peregrinado por otros lugares más desiertos, siguiendo el ejemplo de los antiguos anacoretas.
Se asegura que a los 14 años se retiró a una cueva del monte Coscina y luego a otra del monte Pellegrino, cercano a Palermo. En la Edad Media se le dedicaron varias iglesias y se le consideró Protectora y Patrona de Palermo. Sus restos fueron descubiertos un 15 de julio y el Papa Urbano VIII la incluyó como santa en el Martirologio. Se le invoca como abogada contra la peste y los terremotos. La iconografía la presenta como ermitaña o bien revestida con hábito agustino. Sus principales atributos son: una corona de rosas, en alusión a su nombre; un crucifico y una calavera, por su ascesis.
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